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La educación está estrechamente relacionada con la felicidad

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Hoy quería hablaros del Pedagogo y dibujante Francesco Tonucci, cuyo objetivo principal es entender a los niños desde el punto de vista de ellos mismos, olvidando lo preestablecido por los adultos. Tonucci ha dedicado sus investigaciones al comportamiento y pensamiento de los niños en los ámbitos familiar, escolar y ciudadano.
También es ilustrador. Con el seudónimo de Frato, sus viñetas ilustran y critican los principales problemas con los que se encuentran los niños. Sus temas más recurrentes son los métodos de enseñanza, la organización de las ciudades y la visión particular que tienen los niños del mundo. Se trata de dibujos muy simples, con mensajes claros y contundentes.
Sus ideas en cuanto a la re-formulación de la infancia y de la visión de los adultos tenemos de ella, me han parecido interesantísimas, por eso quería compartirlas con vosotros.
Para Tonucci los niños de hoy lo saben todo, pero no saben hacer casi nada, lo que significa que no tienen la experiencia de moverse, de practicar el espacio y el tiempo, de vivir la experiencia y la emoción de la aventura, del descubrimiento, del riesgo y del placer.
Sobre las escuelas Tonucci piensa que deben seguir a los niños y no los niños seguir a la escuela. «Una escuela para todos debería reconocer a todos los niños el derecho a llevar consigo todo lo que saben». Es común escuchar frases criminales como «Lo siento, señora, pero su hijo no me sigue», «No está interesado, no tiene bases, tendría que recuperar». Son todas frases impresionantes, que deberían constituir un delito porque, ¿qué significa «No me sigue»?, ¿quién tiene que seguir a quién?. La escuela debería empezar siempre con la escucha y no con la propuesta. Debe trabajar sobre lo de los niños, no sobre lo del maestro.
Y al respecto propone estas ideas:

  • En primer lugar, escuchar las tonterías que los niños nos quieran contar. Normalmente, estas ideas espontáneas que surgen durante el juego tienen algo de innovador y creativo. No se trata de copias de las opiniones de sus padres o maestros, si no de su incipiente opinión crítica.
  • Hacer partícipe al niño de la gestión del centro escolar. Si éste se ve involucrado en la toma de decisiones que le afectan en la vida diaria, conseguirá desarrollar su espíritu autónomo y soberano.
  • Dejar tiempo libre, es decir, sin control paterno, después de clases. Esto les dará temas de conversación en casa y en la escuela al día siguiente. Para conseguir este espacio libre, los deberes no deberían ser una carga diaria excesiva porque ya pasan demasiadas horas en las aulas.
  • Y para concluir, se debe proporcionar a cada alumno su ritmo de trabajo. No todos los niños evolucionan al mismo tiempo. Es por este motivo que es muy importante centrarse en lo que el niño ya sabe hacer, más que en lo que no son capaces de llevar a cabo. Si trabajamos a partir de sus conocimientos conseguiremos fomentar la autoestima y la motivación personal.

En 1991 implementó un proyecto novedoso en su ciudad natal: Fano, La Ciudad de los Niños, que consistía en la implicación de los niños y niñas en el desarrollo y en las actividades de las ciudades. Para conseguir esto planteó una nueva filosofía de gobierno, incluyendo a los niños como parámetro de valoración, de proyección y de cambio de la ciudad. Actualmente, La Ciudad de los niños se ha llevado a cabo en más de cien ciudades italianas, españolas y argentinas. El proyecto cuenta con una página web dedicada a explicar en qué consiste esta iniciativa exclusivamente para los niños.
Recientemente, Francesco Tonucci se ha pronunciado contra la nueva ley educativa española LOMCE. Considera que la educación no debe ser competitiva sino cooperativa. Las escuelas deben ayudar a sumar conocimiento con u objetivo fundamental la felicidad. En Imagina estamos completamente de acuerdo. «La educación está estrechamente relacionada con la felicidad. Cuando tenemos un hijo queremos sobre todo que sea feliz. Y la felicidad de una persona está estrictamente conectada con la realización de sus deseos, poder ser/hacer lo que de desea más, lo que corresponde a su naturaleza, para lo que ha nacido.» ¿Merece la pena renunciar para lo que hemos nacido, lo que queremos, por ser lo que el mercado pide?
Os dejo el enlace al vídeo donde se pronuncia en contra de la LOMCE: http://www.youtube.com/watch?v=F0IPsqozlgI
Bs

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